El cubanoamericano Gabriel García fue acusado formalmente esta semana por su participación en el asalto al Capitolio de Estados Unidos el pasado 6 de enero, del cual se declaró inocente.
El excapitán del Ejército de Estados Unidos, de 40 años, enfrenta dos delitos federales y cuatro delitos menores relacionados con conducta desordenada y allanamiento de morada, relacionados con el asalto al Capitolio. El cubanoamericano se declaró inocente este martes durante una breve audiencia virtual ante un tribunal de Washington DC, alegando que ninguna autoridad le prohibió la entrada al edificio y que solo entró para que lo escucharan.
Durante una entrevista con The Miami Herald, García dijo que técnicamente no invadió el edificio porque ningún policía le impidió entrar, así que lo considera “un gran paseo” por la llamada la Casa del Pueblo.

“Ha sido el paseo que más caro me ha salido en el mundo, pero fue excelente”, dijo García en su conversación con el Herald, una de sus primeras declaraciones públicas tras el asalto.
“Lo crean o no, donde había barreras de terciopelo rojo u otras particiones no entré, me quedé ahí. Mis intenciones nunca fueron ir a la oficina de nadie ni destruir nada”, aseguró.
García, miembro del grupo de extrema derecha Proud Boys y que transmitió en vivo parte del asalto mientras llamaba traidores a los senadores que estaban certificando la victoria electoral de Joe Biden, dijo que su intención “no era entrar a detener el proceso electoral, era que se escuchara mi voz y y asegurarme de que la gente escuchara”.
En su transmisión en Facebook, también se le escuchó decir “Nancy sal a jugar”, en una presunta referencia a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
García permanece libre bajo fianza y supervisión judicial.
Otros acusados por los disturbios del 6 de enero –que dejó cinco muertos y más de 100 heridos– están utilizando la misma estrategia de defensa, diciendo que solo siguieron el flujo de personas y que nadie les prohibió entrar, pero expertos legales consideran que será difícil convencer a los jurados, ya que el Capitolio es un edificio que siempre ha mantenido estrictos protocolos de seguridad.
